martes, 26 de junio de 2007

ART NOUVEAU


A fines del siglo XlX, para ser más precisos en el último decenio, se desarrolló en Europa una tendencia modernista que se expresó en todas las manifestaciones de las artes aplicadas: utensilios y joyas, muebles y edificios, diseños gráficos.
Este nuevo estilo surgió en una época en que las fuentes de inspiración estaban agotadas. En joyería se seguía utlizando el estilo “isabelino” de lazos y ramas, uniforme en toda Europa desde 1850, aproximadamente.
Muchas fueron las influencias que contribuyeron a su nacimiento, desde el Neogótico hasta el Exotismo y desde el Historicismo hasta el Simbolismo, pero se considera relevante el Arts and Crafts Movement, de William Morris, definido también como “ el primer Art Nouveau inglés” que desarrolló una personalidad claramente precursora.
denominación que literalmente significa `arte nuevo' y se utiliza para designar un estilo de carácter complejo e innovador que se dio en el arte y diseño europeos pero particularmente en las artes decorativas, como reacción contra la industrialización y la tecnología dominantes durante las dos últimas décadas del siglo XIX y la primera del siglo XX. En España se denominó modernismo, en Alemania Judendstil y en Austria Sezessionstil. En Italia se conoció como Stile Liberty, en referencia a la tienda de Arthur Liberty, que había sido decisiva en la difusión del estilo por el continente europeo.
Después de éstas experiencias inglesas, en 1890 surge en Bruselas y madura en los dos o tres años siguientes, un estilo nuevo: es el Modern Style o Style 900. Estas denominaciones ponen claramente de manifiesto su origen inglés.
Aunque este movimiento recibió en cada país un nombre diferente, históricamente se lo designa con el nombre que lo identificó en Francia: Art Nouveau, tomado de una tienda de muebles abierta en París en 1890 por Samuel Bing, un ferviente partidario del arte nuevo y difundido internacionalmente a partir del extraordinario éxito de la Exposición de París de 1900.
La fascinación por el movimiento; debe recordarse la explosiva aparición del cine en la misma época, había alcanzado a todos los aspectos de la vida. Ya nadie podía permanecer indiferente ante la creciente aceleración del tráfico y de la eficiencia mecánica, productos de la era industrial.
Uno de los primeros deseos del cine fue reflejar ese elemento dinámico tan presente en la vida de la sociedad de fines del siglo XlX. Sublimarlo estéticamente fue el deseo por excelencia del Art Nouveau, como un intento de dar alcance a los procesos técnicos que cambiaban el mundo constantemente.
El impresionismo había sido el primer camino para dar una forma estética satisfactoria a lo pasajero, a aquello que no se puede fijar en detalle. La falta de nitidez expresaba así una nueva forma de concebir las imágenes: en movimiento.
Si el contacto entre arte y técnica había sido hasta ese momento, efímero, con el Art Nouveau se advierte un intento claro de revertir la situación reconciliando a ambos. El momento adecuado llegó en torno a 1900.
La tensión, fruto de la disonancia entre arte y técnica que había caracterizado casi todo el siglo XlX, se resolvió en una enorme cantidad de obras surgidas en los lugares más diversos del mundo, impulsadas por un nuevo desarrollo de las técnicas constructivas y el empleo masivo de materiales adecuados como el hierro y el hormigón, los nuevos cristales y mayólicas y la facilidad de producir objetos en serie que comenzó con la Revolución Industrial, a partir de la segunda mitad del siglo XVlll.
Un cambio violento acontece teniendo como base nuevas teorías y enfoques estéticos: lo mítico, la fascinación por lo fantástico, una fuerte influencia de civilizaciones orientales, la creciente atracción por elementos decorativos y la simetría como principio de composición ligada a la ornamentación naturalista, la exaltación de la línea siempre en movimiento que se transforma de débil motivo decorativo en vigoroso elemento estructural.
La decoración, casi siempre inspirada en motivos florales y animales no se utiliza como simple adorno sino que se convierte en un medio para definir la forma que es siempre viva, armónica y dinámica.
El Art Nouveau sentó las bases para una verdadera revolución, sin embargo, la situación misma no permitió una adecuada maduración del mismo y así su reinado resultó efímero, fatalmente dependiente del dictamen del público, aunque sobrevivirá eternamente como la metáfora de una esperanza utópica.



ANTECEDENTES
El neo-rococó (1835-1840) fue uno de los estilos históricos que tuvo conexión con el Art Nouveau, sobre todo por su reproducción de elementos de la naturaleza, los motivos llameantes y la manera de disponer flores y ramas, así como la integración de la atmósfera y el mobiliario. Igualmente el neo-barroco (1880-1890), con sus incisuras a relieve y marcado efecto de luz y sombra fue propenso a la forma escultural, donde encuentra un punto de contacto con el Art Nouveau.
El renacimiento celta (1840-1860) ocurrido en la franja norte europea (Escandinavia, Inglaterra, Escocia e Irlanda) se desarrolló en la esfera de los objetos de uso individual, orfebrería, y en la ilustración. Se reflejó también, aunque en menor medida, en el arquitectura, moviliario e interiores. Su principal aportación fue el uso del entrelac y el ritmo lineal de sus decoraciones. En Escocia influyó la Escuela de Glasgow, mientras que su fusión con el Art Nouveau en esta área geográfica dio lugar a la aparición de la versión nórdica del Art Nouveau, el Dragón Style. Los orígenes del Art Nouveau pertenecen al período 1883-1889.
Encontrar las raíces nutricias del estilo1900 implica remontarse a los años de 1870 a 1890 en Inglaterra, con William Blake y los prerrafaelistas. Blake como ilustrador de libros logró integrar estéticamente sus textos e ilustraciones, considerándose como un exponente del Art Nouveau primitivo. Ya estaban presentes en su trabajo la expresión intrínseca de la línea, el tipo femenino de los prerrafaelistas, entre otras rasgos que ejercerían un influjo posterior en los artistas del Art Nouveau.
William Morris con su movimiento de renovación arquitectónica cristalizó las formas medievales del artesanado desarrollando el renacimiento gótico. El movimiento de las Arts & Crafts en Inglaterra, aportó otro ángulo de la relación artesano-máquina, introduciendo lo artístico a la producción en masa y expandiéndose hacia todas las ramas del arte.
Los años del surgimiento y desarrollo del estilo Art Nouveau se corresponden con la antesala de la Primera Guerra Mundial, en que las principales potencias mundiales lucharían por una nueva repartición de los mercados internacionales. Epoca en que las "Compañías de Indias", los centros de contratación, el trasiego de misioneros e incursiones a las colonias hicieron gravitar muchos tesoros hacia las naciones dominantes.
Muy pronto estas "mercaderías" deslumbrarían a la Europa Occidental, cuyos artistas se sintieron atraídos por los nuevos códigos artísticos que proponían otras culturas, iniciando una etapa de asimilación de elementos de disímil origen: orientalistas, africanos y egipcios.
La presencia japoneizante hizo irrupción en el arte europeo sin embargo, con mayor rendimiento que sus competidoras. Asociada a la flexibilidad, los objetos hasta ese entonces rígidos y estáticos adquirían formas caprichosas y de extraordinaria vitalidad, siguiendo algunos patrones de esta influencia oriental.
Arthur H. Mackmurdo, joven arquitecto y proyectista inglés, escribió un libro sobre las iglesias de Sir Christopher Wren en Londres, ejecutando la portada del mismo de una manera sorprendentemente moderna. Este dibujo, consistente en ramas de tulipán y dos figuras de pollos estilizadas, no carece de antecedentes, pero éstos no corresponden a períodos estilísticos consagrados. Mackmurdo se había inspirado en la obra de Williams Morris.
Morris era un férreo defensor de la artesanía y se había dedicado a la arquitectura bajo la influencia de Ruskin. Éste había llevado a cabo en la segunda mitad del siglo XlX una apasionada cruzada contra la técnica, que se estaba desarrollando velozmente, y propugnaba la vuelta a la artesanía para proporcionar al obrero industrial una actividad independiente que lo librara de la dependencia capitalista. Sin duda, la situación social imperante en Inglaterra daba pie a aquellas ideas utópicas.
Además de solucionar los problemas sociales, Ruskin se proponía la salvación de las formas tradicionales.
William Morris intentó más tarde hacer realidad ese modelo ideológico que evocaba una Edad Media idealizada. Fundó talleres y aprendió las diversas técnicas artesanales. Como consecuencia surgieron de sus manos objetos que, por la alta calidad de los diseños y la exquisita manufactura resultaron solo accesibles para los más ricos perdiendo así difusión en el resto de las capas sociales.
Aunque Morris había llevado las ideas de Ruskin hasta lo más extremo al aplicarlas de forma directa, éstas permanecieron vivas formando parte de la ideología que reinó en torno a 1900.
En lo sucesivo el Arts and Crafts Movement de Morris había de servir como modelo y figura clave del modernismo que surgía.
Sin embargo todos los que adhirieron a su pensamiento y lo llevaron a la práctica terminaron satisfaciendo las necesidades de un público que buscaba lo especial y no lo general.



SIGNIFICADO DEL ART NOUVEAU
El individualismo y el impulso interior del Art Nouveau se oponen al largo período de esterilidad artística que se impuso durante el
Historicismo. Éste solo procuraba la recuperación de los estilos del pasado y se difundió por todo el mundo occidental como “neoestilos” ( Neorrococó, Neogótico, Neorrenacimiento )
La revolución devino, en parte por el deseo interno de un cambio en las propuestas artísticas, pero también por causas más profundas.
Si durante el Historicismo se abandonaron las normas estéticas a causa de la normativa de la técnica, la irritación de los modernistas puede interpretarse como un acto reflejo de oposición.
Baste citar las originales entradas del metro parisino, tan opuestas a la concepción del nuevo medio de transporte innovador.
Sin embargo éstas representan de modo ejemplar no solamente una ruptura entre las dos tendencias sino también una integración entre la técnica y el arte, lo que se oculta y lo que se desea mostrar de forma casi sobrecargada.
El entusiasmo por el ornamento adquiere así otro significado, se trata de algo más que una simple decoración. Deja de ser un síntoma para transformarse en un símbolo: la función convertida en placer estético.



LA MUSA
Las musas del Art Nouveau padecían del "mal du siécle": la melancolía. Sofisticadas como las cortesanas de los cafés parisinos aparecían representadas con dramática sensualidad, posando en éxtasis con los párpados entornados.
Sus representaciones estaban cargadas de un fuerte componente sexual. La mujer fue vista como eje de la vida, como condición de la reproducción y asociada a los ritos de la fertilidad indispensables a la evolución. El sexo, a partir de las teorías freudianas, fue descubierto como esencia de la individualidad.
La mujer, estilizada en el frágil tipo de hombros estrechos despertó en la época una contradictoria visión, su exótica y débil apariencia fue interpretada con un algo mórbido y demoníaco por muchos artistas del estilo.
Ser de transformación y metamorfosis, por ello siempre reflejada con extrema fantasía y asociada a la pasión sobrenatural. En un broche de Lalique, el busto de una mujer emerge de las profundidades del sueño, desbordándose desde las fauces de un animal imaginario que es a la vez libélula y dragón, y que absorbe tanto de la mitología medieval -el dragón- como de la nueva iconografía de rareza estética que nos transporta a las apacibles regiones donde habita la libélula. Los principios orientales del ying y el yang, activo y pasivo, unidos y ocultos en un sólo objeto tras la máscara del lenguaje animal se infiltran en esta creación europea que tal vez ni los presienta.
A partir de estas ideas la mujer forma parte de magníficas composiciones y simbiosis, bien con las alas de la mariposa, bien con la cabellera que se enreda atrayendo en una red irresistible, sutil alusión de la medusa.



LA ICONOGRAFIA
La iconografía del Art Nouveau rige las formas estructurales o artesanales de muchas construcciones, son los detalles que aparecen desde cada rincón dando un nuevo rostro al edificio. Toda su símbología está asociada a un espíritu lúdico que al asomarse nos sorprende y desvía de nuestras ocupaciones diarias conduciéndonos por un mundo desconocido.
Entre los fondos literarios el tema de la naturaleza es el favorito. El árbol joven alude al Arbol de la vida o del Paraíso con su trasfondo de fertilidad, pero también asociado a temas paganos, como morada de las brujas.
Otros elementos naturales que brotan desde las creaciones esculturales son, el retoño jugoso de savia, capullos que germinan, bulbos ovoideos, todos símbolos de vida y desarrollo.
Cerrados capullos de cristal emergen en un estallido primaveral cuando la energía del crecimiento está en su esplendor. Dentro del capullo se protege escondido el fruto de la esperanza, la flor. Florecen el lirio, el girasol y los nenúfares, de tan diferente aliento y color.
Cae melancólicamente una planta estirada, de largo tallo y pálidos capullos. Se suman las trepadoras y enrredaderas, campanillas y verbenas. Con cadencia, esbeltas cañas y juncos, se alargan tanto que llegan a la abstracción lineal, de la hoja lanceolada al motivo del látigo, y viceversa, desmayo y respiración incesante, hasta que en un suspiro se trocan en algas, se funden en flora submarina.
Una flora submarina ondulante es cultivada por la Escuela de Nancy. Algas que oscilan al compás de suaves ondas dentro de efervescentes y oxigenadas aguas, que denotan un universo inexplorado, sumergido, subconsciente.
Estas flores generan lo poético y sensual del estilo, pintadas en acuosos colores que captan húmedad en la atmósfera, humedad que marchita y al mismo tiempo nutre y da vida. Flores de apariencia transparente, de breve suavidad, que dependen del medio acuático, rítmico para su sobrevivencia
Una rica fauna llegó a estos entornos construídos como su idóneo habitat. Detalles decorativos como el plumaje de las aves dieron textura a las paredes, columnas y entradas, generando una sensación de pelusa.
Entre los símbolos animales del estilo el pavo real fue de los más recurridos por su relación con lo bello y exótico. Más adelante reinaría el cisne que reunía belleza y orgullo.
No faltaron las criaturas marinas que vinieron a ocupar lugar en sus moradas de agua, el pulpo y la anguila, ambos como la medusa, de movimientos serpenteantes.
Entre los insectos, la sofisticada libélula de alas frágiles y transparentes como el cristal, y la mariposa con su alusion a la metamorfosis, al cambio de los tiempos.
Por último, los torsos de animales, sus huesos y partes asociados con los órganos sobresalen del relieve, con nuevas funciones estructurales, decorativas y alegóricas. Disímiles animales se deslizan por los contornos de los edificios, apropiándose de éste, fundiéndose en una simbiosis sobrenatural, que nos dice, estamos hechos de la misma sustancia, polvo y materia, de la misma arcilla natural con que nos moldeó el Creador.



ARQUITECTURA
La arquitectura Art Nouveau floreció durante los años comprendidos entre 1892 y 1900 y fue cultivada en Europa hasta que estalló la Primera Guerra Mundial, en 1914. Sin embargo, en países de Latinoamérica tuvo una tardía repercusión pues no es hasta la segunda década del siglo XX que se absorven algunas de las características del estilo.
El cambio más radical que sufrió el arte arquitectónico y el decorativo con este estilo fueron las relaciones entre la estructura y el ornamento de los edificios. Preludiados y explicitados en los famosos dibujos e ilustraciones de Violet le Duc.
Comenzaron a utilizarse formas de organismos naturales (tallos, huesos, flores, hojas y hasta animales) que se sobreponen a los elementos estructurales funcionales, pero sin valor simbólico, que hasta ese entonces habían sido empleados
por la arquitectura tradicional. Por ejemplo, de ciertos huesos se sirvió el arquitecto Antonio Gaudí en su obra, la Casa Batlló, en cuya fachada los balcones aparecen como caravelas humanas y la columnas como articulaciones óseas, el ornamento a la vez que estructura, decora y alude.
El Modernismo -escuela de este movimiento en Barcelona, Cataluña - se desarrolla preferentemente en las construcciones y ornamentación domésticas, aunque el estilo tuvo una floreciente propagación. No se quedó en las casas o establecimientos domésticos, también se extendió a construcciones de uso social, como fueron, cafés, tiendas, mercados, cervecerías, tabernas y todo tipo de expendio que abrió sus puertas a los aires renovadores del momento. Las entradas del metro en París por Guimard son un ejemplo de la dimensión social de este arte, que prometía el goce estético para todas las capas de la sociedad.
Es importante además, la ambientación. Los interiores se vuelven más claros y sencillos, acentuados por la continuidad espacial que crea unidad estilística entre los detalles y el contexto, ejemplo de ello son las múltiples variedades del alumbrado dentro y fuera de las piezas. La fachada adquirió valor como ente decorativo, y se suman a las características formales que identifican al estilo en su versión arquitectónica, el uso del arco bajo, del azulejo y de nuevos materiales, dúctiles y maleables, como el vidrio y el hierro, que sugerían transparencia, flexibilidad y vigor.
En fin, que ciudades de todas partes del mundo armaron de nuevo los cuerpos unigénicos de sus entidades y se acicalaron el rostro con los polvos de la modernidad y el progreso.

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